“En el Santa Catalina, en 6° y 7° hay un equipo de tutoría que trabaja, entre otros temas, la gira de egresados; ellas la viven a la gira como un gran recreo, como un sinónimo de su condición joven”, afirma Pablo Hernández, profesor de Historia de uno de los colegios de las Hermanas Dominicas.
LA GACETA le pregunta qué representa la gira para los jóvenes y adolescentes. “Todos hemos ido a Bariloche, en cierto modo, porque todos hemos pasado por la experiencia de la gira de fin de curso, haya sido a Bariloche o a otro lado. Pero me parece- continúa- que lo que está pasando ahora es más fuerte, porque el impulso consumista que se le da a la gira desde la industria del turismo la instala como un mandato del que no se puede salir. Ir a la gira es “ser parte de”: refuerza la autoestima del chico. El que no va a la gira se convierte en un excluido”.
“Para las alumnas del Santa Catalina, la gira es una experiencia que ellas viven con mucha felicidad, una experiencia que las marca positivamente”, afirmó el docente.
“Nosotros trabajamos mucho ese viaje desde una ética del cuidado, tanto desde lo profundo de su subjetividad como del afuera, en las implicancia futuras que pueden tener acciones impensadas, entre ellas, el uso no responsable de las redes o nuevas tecnologías”, añadió.
En el aspecto operativo, el docente recordó que como la gira no es una actividad propia del colegio, el alumno tiene faltas, y cuando regresa se pone al día con las materias. Pero opinó que debería haber una regulación en el cronograma de viajes que desarrollan las empresas, ya que a veces llegan casi hasta septiembre. “Creo que habría que poner julio como tope”, observó el docente.
Modelo a seguir
“Con toda franqueza, yo fui profesor acompañante en giras. Y lo que pase en una gira depende del acompañamiento que los chicos tengan”, afirma José Guzzi, profesor de Filosofía en los colegios Santa Rosa, San Patricio y Las Salinas, en Burruyacu. “Cuando fuimos, hace tiempo, no tuvimos ningún problema, porque previamente habíamos pautado con los chicos y con los padres una serie de reglas para evitar situaciones incómodas”, afirma Guzzi. Y continúa: “yo no creo que la gira en sí estimule algo latente. Lo que sí creo es que los adolescentes están en busca de límites y de modelos. Y el “profe” es una figura a la que el alumno apela también fuera del aula”, destaca Guzzi. Un tema para el debate: que los “profes” vuelvan a las giras.